jueves, 14 de febrero de 2008

ASALTAR LOS CIELOS

“El desarrollo cultural genera desarrollo económico, pero en cambio el desarrollo económico, por si mismo, no genera desarrollo cultural”
UNESCO. Nuestra diversidad creativa (1977)

Hace tiempo que venimos denunciando que en Oviedo hasta el subsuelo público se ha puesto en manos privadas y que sólo el aire está pendiente de privatizar. Pues bien, por lo visto en los últimos días, parece que ya llegó el momento también de privatizar las alturas. Y es que, tras la cortina de humo de un falso debate sobre las esencias arquitectónico-artísticas con nuestra ciudad de conejillo de indias asistimos en realidad a la apropiación del espacio público, del paisaje, de las plusvalías y, más allá, de la historia de una ciudad y de los recuerdos de sus habitantes. Todo para apoderarse de unas plusvalías por parte de quienes pretenden aumentar sus ya considerables patrimonios particulares.
La operación de Jovellanos XXI en su doble vertiente (el edificio descontextualizado en Buenavista y el insulto a la razón de las “trillizas” en Jovellanos) está a punto de pasar a constituirse en un monumento a la especulación urbanística, además de un atropello al Derecho urbanístico y a la razón. Las urgencias económicas de un gobierno municipal, el del PP, cuyos resultados conoceremos tras las elecciones generales del próximo 9 de marzo, y la complicidad activa de un Gobierno Regional en la anterior legislatura –denominado de la izquierda plural- hicieron viable la operación de compra de miles de metros cuadrados de oficinas; rechazadas y puestas en la picota por quienes tienen que utilizarlas, y a los que nadie a consultado (trabajadores y usuarios) y por las cuales se han abonado cerca de ¡¡60 millones!! de euros! De dinero público a una empresa privada, cuando previamente el Ayuntamiento de Oviedo le había entregado a dicha empresa el suelo, de forma totalmente gratuita.
La discusión bizantina entre crecimiento urbanístico en altura o en extensión no es más que un truco más en el debate, porque en Oviedo la expansión urbanísticas se está dando en las dos dimensiones simultáneamente. La última revisión del PGOU supuso, bajo el señuelo de la vivienda protegida, la incorporación de decenas de miles de metros cuadros de suelo rural en los confines del concejo (Colloto, San Claudio, La Manjoya,…) e incluso recalificaciones en la misma falda del Monte Naranco (Loma del Canto).
Los crecimientos en altura que ahora proliferan (San Lázaro, Teatinos, El Cristo, La Ería,…) no hacen sino acompañar la barbarie de las Trillizas de Calatrava que, a sólo 200 metros del corazón de Vetusta, pretenden alzarse hirientes, atentatorias a la dignidad misma de la ciudadanía ovetense, en unos terrenos hurtados a lo público de forma indecente. ¿Dónde está y dónde estuvo nunca el interés público de esta operación? ¿Cuántos pisos se van a destinar a fines sociales o a servicios públicos? ¿Dónde van a ir ubicados? La respuesta a ambas preguntas es rápida y contundente: en ninguna parte. Se han quedado con todo el bocado de las mejores y más céntricas bolsas de suelo público del municipio.
Pero no termina aquí la película. Si la ciudadanía no reacciona vendrán nuevos episodios. Algunos, los mismos de siempre, ya están afilando los colmillos ante nuevas oportunidades de atacar suelos públicos, sin respetar siquiera la actividad productiva y los puestos de trabajo que en ellos todavía viven. Si no ponemos coto a la lógica de la acumulación, La Vega será en breve un remedo de Benidorm, y El Cristo de Hong Kong.
Es hora ya de parar los pies a los especuladores. Oviedo City no puede seguir siendo una ciudad sin ley, porque el volumen de la deuda que Gabino de Lorenzo y los suyos han acumulado en las arcas municipales, más el inmenso socavón adicional de la pésima gestión del PP en la expropiación de Villa Magdalena, pueden hacer que los ovetenses de a pie, los que nos movemos a ras del suelo, la inmensa mayoría, nos quedemos sin poder mirar los cielos de Oviedo nunca más.
No podemos quedarnos para siempre a la sombra de las torres. Entre torres y caballos, Oviedo se parece más a un juego de monopoly que a un tablero de ajedrez. Es necesario cambiar las reglas del juego o, cuando menos, hacer que se respeten las que hay. La participación vecinal sobre operaciones como la de Jovellanos XXI, La Vega, El Cristo o Villa Magdalena, por su profundo calado tanto urbanístico como económico y social, es exigible por ley, a través del estudio y pronunciamiento de un órgano no creado por Gabino de Lorenzo, como el Consejo Social de la Ciudad. Es preciso, pues, abrir el debate, acercarlo a los vecinos y vecinas y alejarlo de los tecnócratas pagados de sí mismos y de los asaltacielos que los dirigen. O eso o seguir asistiendo atónitos al festín de los tiburones en nuestro municipio. De esta disyuntiva depende el futuro de la ciudad.

Roberto Sánchez Ramos
Concejal portavoz de Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda en el Ayuntamiento de Oviedo

Oviedo, 14 febrero de 2008.-